¿Sabías que Alfonso X (1221-1284) recogió en su “Estoria de Espanna” que el héroe griego Hércules construyó la torre herculina para conmemorar su victoria sobre Gerión, el gigante? La batalla duró tres días y finalizó cuando Hércules cortó la cabeza de Gerión, cimentando sobre ella la torre junto al mar coruñés.
Tras la muerte del gigante, poco a poco la gente volvió a poblar esta zona y se construyó una ciudad. Dicen que la primera persona en llegar fue Crunia, una mujer de la que Hércules se enamoró y que por ello da nombre a la ciudad de A Coruña.
Aunque por supuesto se trata de una fábula, lo cierto que la Torre de Hércules sí que fue erigida por los dioses. Fue un faro para la navegación y se sabe que se construyó entre los reinados de Nerón y Vespasiano.
La historia nos cuenta que en el año 61 antes de Cristo, el legendario Julio César llegó por mar a Brigantium (como era conocida la zona) al frente de una expedición desde Cádiz y estableció este lugar como un punto estratégico para las relaciones comerciales de Hispania, además de otorgarle gran importancia militar en su conquista de Britania.
Oficialmente la Torre de Hércules fue construida en el Siglo I después de Cristo, por el arquitecto Cayo Servio Lupo, posiblemente, la Octava Maravilla del Mundo Antiguo.
Sea como sea, el faro fue ideado por el Imperio para facilitar la navegación de los buques que se dirigían a las Islas Británicas en busca de productos como cobre o hierro y continuó cumpliendo con su función hasta el Siglo V en que los romanos abandonaron la zona tras los ataques bárbaros. Desde ese momento el faro pierde su uso original y se convierte en una fortificación de carácter militar y defensivo.
Y así continuó nuestro pobre faro hasta el Siglo XVI, expoliado por los habitantes de la zona como una cantera inagotable de piedra y recursos para las construcciones que se estaban levantando en la cercana ciudad de A Coruña, debido a su crecimiento constante.
Es el Ayuntamiento de A Coruña el que impulsa las primeras obras de recuperación del faro y, posiblemente, su puesta en marcha de nuevo. El tráfico marítimo se había intensificado debido al comercio entre la Península y las Indias, y A Coruña y su puerto se convirtieron en estratégicos en el Atlántico. Incluso el Emperador Carlos I concedió a la ciudad, el 22 de diciembre de 1522, la licencia para la creación de la Casa de la Especiería, en donde se centralizaría todo el comercio de especias que iba a abrirse a raíz de la expedición de Elcano-Magallanes.
En el Siglo XVIII, A Coruña era uno de los más activos puertos de España, y Ferrol era una de las bases principales de la Armada Española, así que el Ministerio de Marina decide restaurar y modernizar el faro. Así, el 4 de enero de 1788, el Rey Carlos III autoriza la reforma integral. En 1791 se finalizaba, tras tres años de trabajo, la restauración que daría a la Torre de Hércules su aspecto actual, que se ha mejorado y modernizado a lo largo de los siglos.
Pero aún quedaría por hacer una de las reformas más “exóticas”, aunque fue temporal. El interior de la torre se revestía de papel y telas estampadas que cubrieron la piedra, se colocaron falsos techos, los suelos y escaleras se cubrieron con alfombras y se amueblaron algunas estancias para que la visitante más ilustre de la historia del faro pudiera hacer los descansos necesarios en la subida a su cúspide. Era 1858, y la Torre de Hércules se vestía de gala para recibir a la Reina Isabel II. Incluso en el segundo piso se habilitó un salón para visitas distinguidas, que tras el paso de la Monarca pasó a ser conocida como la “Sala de la reina”. El “embellecimiento” de la torre se mantuvo durante 50 años…
En la actualidad la Torre de Hércules tiene una altura de 55 metros, 34 de ellos fueron construidos por los romanos y 21 son debidos a la reforma del Rey Carlos III.
El 9 de septiembre de 2008, la Torre se hermanó con la Estatua de la Libertad de Nueva York y el 25 con el Faro del Morro de la Habana.
La Unesco la declaraba Patrimonio de la Humanidad el 27 de junio de 2009.
Una de las características que más resalta de la Torre de Hércules es la Rosa de los Vientos, datada en el año 1994, y que está ubicada en el mismo espacio que el faro. Esta señala los 4 puntos cardinales justo delante de la torre. Sin duda, es uno de los lugares más románticos del mundo y tiene, además, unas vistas de infarto.
Esta Rosa de los Vientos tiene 25 metros de diámetro y se puede caminar sobre ella. Está hecha en granito, pizarra y vitróico, representando siete pueblos celtas, a los que se les asignó una imagen que los identificara.
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