La costa de Xove es uno de esos espectáculos que de verdad merecen adjetivos como impresionante o grandioso.
Cada metro del recorrido merece la pena, pero hay algunos enclaves con una fuerza especial. Uno de ellos es, sin duda, Punta Roncadoira, con su faro solitario y unas vistas majestuosas sobre el Cantábrico.
Otro es el cabo de Morás, en cuyos acantilados excavaron las aguas una vertiginosa maravilla natural. Las paredes de granito han sido esculpidas de forma tan caprichosa que casi se asemejan a una descomunal cartulina estrujada, y eso le ha valido al lugar el nombre de Acantilados de papel.
Con más de 6.000 años de historia a sus espaldas, este gran conjunto granítico cuenta con la suficiente importancia natural como para situar estos acantilados a la misma altura turística que la Playa de las Catedrales de Ribadeo.
Los acantilados que recorren la franja litoral desde el cabo de Morás hasta la punta Roncadoira, el camino desemboca en un cementerio de rocas con restos de dolos, bloques de hormigón desparramados por esta zona, donde se fabricaron en la década de los setenta para la construcción de la escollera del puerto de la empresa de aluminio. Qué significa esto de los “Dolos de Morás”.
El puerto de Morás protege la ensenada que fue aprovechada en el otro extremo para la instalación de la fábrica de aluminio de Alcoa entre finales de los 70 y principios de los 80.
Los dolos son un bloque de hormigón armado y diseñado con una compleja forma geométrica. Pueden pesar hasta 80 toneladas y se emplean en la construcción de espigones o como protección de playas y puertos ante la fuerza de las olas. También son utilizados en ocasiones para atrapar la arena y evitar la erosión e incluso para formar arrecifes de coral, como el caso de Dania Beach, en Florida.
El origen de la palabra “dolos” es foráneo. Su plural por lo visto sería “dolosse” y su lengua de origen es ni más ni menos que el africano.
Es allí, a tantos kilómetros de distancia de nuestra tierra, de donde proviene esa palabra y es precisamente en Sudáfrica en donde fueron utilizados por primera vez en 1966, concretamente en los rompeolas de East London.
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