El archipiélago de las Sisargas está formado por tres islas (Grande, Chica y Malante) y varios islotes que las rodean. Antiguamente las islas estuvieron pobladas (hubo incluso una ermita, la de Santa Mariña, destruida por los piratas en el siglo X), pero hoy en día se encuentran deshabitadas y sólo son un paraíso para las aves, algunas de ellas en peligro de extinción.

Se cree que hace siglos vivía en una de las islas Sisargas un monje que, por las noches, mantenía encendida una hoguera para ayudar a los marineros a orientarse.  El primer faro auténtico, anterior al que existe hoy en día, se edificó en 1853; por aquel entonces había a la vez hasta cuatro fareros viviendo con sus familias en la isla, donde disponían para subsistir de un huerto y una pequeña granja. Tenían también un cañón que utilizaban, en los días de niebla, para avisar a los barcos de que se estaban acercando demasiado a las peligrosísimas rocas.

El faro actual es de 1915 y fue construido gracias a los esfuerzos de los habitantes de Malpica, quienes subían a pulso las piedras peleando contra el viento que azota las islas; se encuentra en la cima de la Isla Grande, al lado del faro antiguo. Desde entonces ha sufrido múltiples transformaciones. Actualmente está automatizado, pero hasta hace poco vivían allí los fareros en turnos de 10 o 15 días, a no ser que los temporales retrasasen su vuelta a tierra firme, lo cual les ocurría con demasiada frecuencia.

Para ver el faro de cerca es imprescindible acercarse en barco hasta las Sisargas. El problema para mí fue que no hay trayectos regulares a la isla, es necesario convencer a algún pescador de Malpica para que te lleve.

Leí en algún sitio que Malpica era una de las islas Sisargas que un día decidió cambiar de aires y unirse al continente, y vista desde este cabo así lo parece.