Vinho do Porto
El vino de Oporto es el más antiguo embajador de Portugal. Un vino único que conquistó el mundo desde las terrazas del rio Duero.
El cultivo de la vid en Portugal encuentra sus orígenes en la Antigüedad. Los escritos de Estrabón, el gran geógrafo de la antigua Grecia, relatan que los habitantes del noroeste de la Península Ibérica ya bebían vino hace dos mil años. Los romanos, que llegaron a Portugal en el siglo II a. C. y permanecieron allí por más de 500 años, cultivaron la vid e hicieron vino en las márgenes del río Douro, donde hoy en día se produce el vino de Oporto. Durante el período de prosperidad que siguió a la creación del reino de Portugal en 1143, el vino se convertiría en un importante producto de exportación.
En 1386, el Tratado de Windsor había establecido una estrecha alianza política, militar y comercial entre Inglaterra y Portugal. Bajo los términos del tratado, cada país concedía a los comerciantes del otro país el derecho a residir en su territorio y a comercializar en igualdad de condiciones con sus respectivos súbditos. Los dos países desarrollaron relaciones comerciales fuertes y dinámicas y muchos comerciantes ingleses se establecieron en Portugal. Hacia la segunda mitad del siglo XV, ya se exportaba a Inglaterra una cantidad significativa de vino portugués, a menudo a cambio de bacalao salado.
Antes del siglo XVII, esta región era ya conocida por sus vinos, tintos y blancos, aunque eran poco consumidos fuera de Portugal. En 1678, Inglaterra y Francia entran en guerra, ocasionando escasez de vino en el reino británico. Para hacer frente a la escasez, Inglaterra recurrió a los vinos de Portugal, su aliado de tres siglos. El vino del valle del Duero comenzó a hacerse popular en Gran Bretaña, más que nada por su ubicuidad en tiempos donde el vino francés era escaso o inexistente.
El vino de Oporto pertenece al género de vinos conocido como vinos fortificados. Estos vinos nacieron en los siglos XVI y XVII, como producto de la adición de aguardiente al vino cuando está en proceso de fermentación. De este modo se consigue la estabilización del vino, logrando un vino que resistía las variantes temperaturas y humedades del largo trayecto marítimo que el comercio de la época imponía.
Los Oportos se caracterizan por su gran intensidad aromática, la presencia del alcohol, su dulzura y la tanicidad en algunas de sus categorías.
El oporto tinto se hace a partir de uvas Tinta Roriz, Tinta Borroca, Touriga y Tinta Cāo. El oporto blanco se obtiene de las uvas Malvasía Dourada, Malvasía Fina, Gouveio y Rabigato.
Según el Instituto dos Vinhos do Douro e do Porto (IVDP), estos se pueden clasificar en dos categorías principales, según el tipo de envejecimiento:
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Vinos que han sido madurados en botellas selladas, sin contacto con el aire y que experimenta lo que se conoce como maduración reductiva.
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Vinos que han sido madurados en barricas de roble, cuya permeabilidad permite cierto contacto con el oxígeno, experimentando una maduración oxidativa.
El vino de Porto seduce a todos con su gran diversidad de aromas, sabores y precios, proporcionando experiencias sensoriales únicas. Cuando bebemos una copa de Porto sentimos un aroma intenso y un sabor dulce o seco. Su color muda conforme a su edad, ganando tonalidades más fuertes con el avance de los años. Se trata de un vino con un alto grado alcohólico, entre 19% 22%.
Cultivado en las terrazas del Duero, tiene el honor de pertenecer a una de las regiones demarcadas más antiguas del mundo desde la creación de la Companhia Geral da Agricultura das Vinhas do Alto Douro en 1756. Su misión era delimitar la región, registrar las viñas y catalogar los vinos según sus cualidades.