Mar de Mallorca
Mallorca es una isla situada en la parte central del archipiélago balear, en el mar Mediterráneo. Su capital, y también la de la comunidad autónoma de las Islas Baleares, es Palma de Mallorca, siguiéndola en importancia los municipios de Calviá, Inca y Manacor. La isla de Cabrera y todos sus islotes pertenecen administrativamente a la capital.
Mallorca tiene 3640,11 km². Sus 859 289 habitantes2 (INE 2015) la hacen la isla más poblada del archipiélago balear. Mallorca posee una densidad de población de 240,45 hab./km² Antaño, por su ambiente sosegado, era también conocida como «La isla de la calma», pero ahora es un destino turístico muy importante, tanto a nivel nacional como internacional. Mallorca posee 550 km (kilómetros) de costa con más de 345 playas de muy variado tipo, desde pequeñas calas de piedra hasta largas playas de arena.
Su nombre procede del latín insula maior, que significa ‘isla mayor’, que derivaría posteriormente en Maiorica, en contraposición a Minorica o insula minor.
El relieve mallorquín está formado por la Sierra de Tramontana, con las montañas más altas, la sierra de Levante, con alturas más modestas, y otros montes menores. La sierra de Tramuntana, al noroeste, forma impresionantes acantilados y calas rocosas que contrastan con las playas de arena del resto del litoral. El Llano es la fértil llanura central. La isla tiene variedad de cuevas, siendo las más conocidas las Cuevas del Drach y las Cuevas dels Hams. Ambos grupos de cuevas se encuentran en el pueblo costero de Porto Cristo y contienen lagos subterráneos que permiten la visita de turistas.
Los restos más primitivos encontrados en Mallorca datan del 3500 a. C. en la época del Neolítico. Los primeros pobladores conocidos de las islas, (aunque de dudosa procedencia), fueron los honderos baleáricos.
Hacia 1300 a. C. vivió cambios cruciales que dieron como resultado el surgimiento de la cultura talayótica. Esta cultura guerrera perduró después de que Quinto Cecilio Metelo (que recibiría más tarde el sobrenombre de Balearicus), invadiera la isla para la república romana en el año 121 a. C. con la excusa de las frecuentes incursiones piratas con base en las islas, Roma decidió apoderarse del archipiélago, aunque la verdadera intención de la invasión era asegurar su comercio con los fenicios.