Faro de San Sebastián
A unos 168 metros sobre el nivel del mar encontramos el faro de San Sebastián (Llafranc – Palafrugell) dentro del Conjunt Monumental de Sant Sebastià de la Guarda sobre el promontorio del cabo del mismo nombre. Es el faro más importante de Cataluña y uno de los que tienen más alcance lumínico a nivel mundial, el primero en potencia de España alcanzando hasta las 50 millas con destellos cada 5”, catalogado como Gran Faro de Primer Orden posee Sistema de Posicionamiento Global diferencial (DGPS).
El conjunto de las instalaciones del faro, lo complementan diferentes dependencias y jardines que lo rodean. Inicialmente era atendido por 3 fareros, pero con el avance de la tecnología se fue reduciendo el personal necesario hasta acabar completamente automatizado, el 1 de agosto de 1999 con su marcha, Ángel Casariego, se convirtió en el último farero.
Construido a mediados del siglo XIX, se inauguró el 1 de octubre de 1857 pero no fue electrificado hasta el año 1940, con una lámpara de 3.000W. Creado por el Ministerio de Fomento dentro de las previsiones del «Plan general de alumbrado marítimo de España e islas adyacentes» del año 1851, su proyecto definitivo pertenece al ingeniero Josep María Faquineto, por su parte la obra corresponde al contratista barcelonés José Auxich Casals con un coste final de 463.939,20 reales. La reforma más importante se realizó entre 1963 y 1966, desmontando la torre original para construir la que permanece en nuestros días con una linterna aeromarítima.
El faro, con sus 12 metros de altura, es la referencia internacional del extremo suroeste del golfo de León al estar situado en un acantilado alto y escarpado, que avanza hacia el sudeste, un enclave perfecto de las rutas de Marsella, Córcega y Génova, muy necesario para los barcos que buscan refugio en el puerto de Palamós cuando soplan vientos del Norte en el golfo de León. La importancia de su situación es incluso anterior a su construcción, distintos poblados se alojaban en las proximidades para hacer funciones de centinela y hay relatos históricos que sitúan a un ermitaño que durante largo tiempo se encargó de avisar cuando naves piratas se disponían a sus incursiones.