Promotorium Sacrum
Sagres es una ciudad ubicada en el municipio de Vila do Bispo, en el Algarve portugués. Su historia está ligada a la del cabo de San Vicente, en la antigüedad considerado el último lugar del mundo porque más allá no existía nada. "Promotorium Sacrum" es el nombre con el que se conocía a este lugar en tiempos de Roma porque se consideraba que allí acababa el mundo. Por esa región se asentaron fenicios, tartesios, celtas, cartagineses, romanos, godos, árabes y los cristianos. Hay múltiples vestigios de cada una de esas civilizaciones.
No existe la certeza acerca de cuál sería la localización exacta de este promontorio sagrado que mucho impregnó de historia el lugar de la fortaleza, pero es posible identificar, en líneas generales, un área que se prolongaría desde la punta de la Piedad a la Arrifana, comprendiendo el cabo de San Vicente y el cabo de Sagres. Este espacio, por muchos designado como el fin del mundo conocido, donde se iniciaban las tormentas, integra hasta hoy una de las mayores áreas de menhires y construcciones megalíticas de Europa. Visitada por navegadores oriundos del mar Mediterráneo desde alrededor del 4000 a. C., fue citada desde la Antigüedad clásica por Avieno, Estrabón y Plinio el Viejo como un área dedicada al culto a Saturno o Hércules, divinidades de fuerte connotación con el mundo marítimo. Durante la época visigoda se rindió culto al mártir cristiano San Vicente de Zaragoza, el cual está estrechamente ligado al símbolo del cuervo. Por ello durante la dominación islámica se denominó al lugar "Iglesia de los Cuervos"
A principios del siglo XV la región del cabo San Vicente y de Sagres era cada vez más usada como escala por barcos, sobre todo venecianos, que hacían la ruta entre el Mediterráneo y el noroeste de Europa. En 1434 el rey Eduardo I les concedió privilegios a unos venecianos que residían allí y recibió del Papa autorización para instalar en la zona una casa y hospital de la orden franciscana.
El promontorio de Sagres, así como las villas adyacentes de San Vicente y Sagres, fueron donadas el 27 de octubre de 1443 por el regente Pedro, duque de Coimbra, a su hermano, Enrique el Navegante (1394-1460). La villa de Sagres, entonces abandonada y en ruinas debido a las razias de los piratas berberiscos, fue, a partir de entonces, reconstruida y repoblada, incluso en lo tocante a su defensa.
La verdadera importancia de Sagres tuvo lugar cuando el infante don Enrique decidió que allí se instalaran astilleros para la construcción de las carabelas en las que navegantes portugueses se embarcarían durante la época de los grandes descubrimientos.
El infante Enrique se trasladó al Algarve en 1452 y a partir de 1457 se instaló en Sagres, donde murió tres años más tarde. Su estancia allí dio lugar posteriormente, a partir de 1625, al mito histórico de la denominada Escuela de Sagres, supuesto centro de estudio de navegación y astronomía del cual sin embargo muchos historiadores dudan de su existencia.
Tras el descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón, el cabo San Vicente pasó de ser el fin del mundo al lugar más próximo al nuevo mundo. Ya en los últimos años, Sagres comenzó a desarrollar su vocación turística como un punto de referencia en el Algarve.
El cabo de San Vicente y su faro siguen despidiendo hoy en día a todos los buques que dejan Europa para cruzar el Atlántico. Cada día, sin falta, se repite uno de los más maravillosos espectáculos: el atardecer sobre el Atlántico. Despedir la luz.