Leyenda de un tesoro en el Algarve
La Praia do Carvalho, la leyenda de un tesoro en el Algarve, que está situada muy cerquita de Carvoeiro, no es precisamente una playa secreta o desconocida, sino más bien todo lo contrario, es muy popular debido a su gran belleza, su fina arena dorada y sus aguas azules y cristalinas. ¡Casi parece que estamos en el Caribe! ...al menos sino tenemos en cuenta las frías aguas del Océano Atlántico, claro.
Sin embargo, estas características no son nada especial en el Algarve ya que son muchas las playas paradisíacas de esta zona de Portugal. Lo que ya no es tan normal es la forma de la Praia do Carvalho, ya que tiene forma de "C" abierta al mar y completamente rodeada y cerrada por altos acantilados, ósea que en vez de una playa estamos ante una gran cala.
De hecho, el único acceso a la playa es a través de un estrecho túnel de apenas metro y medio con unas escaleras talladas en la roca que abrieron para acceder a la arena. Las escaleras no son regulares, y además pueden estar resbaladizas por la humedad, así que como ya se pueden imaginar, esta playa no es apta para personas con movilidad reducida, salvo si acceden en barco.
Precisamente su inaccesibilidad es la que proporciona su nombre a esta playa, ya que según cuenta la leyenda fue un tal Capitán Carvalho, un pirata quien decidió utilizar este sitio como refugio, ya que la cala ofrecía una protección y discreción perfectas para sus actividades. Así que ordenó abrir el pequeño túnel para poder abastecer desde tierra su barco más fácilmente, y también ordenó abrir agujeros en la roca para esconder sus tesoros.
Otra leyenda dice que el túnel lo mandó excavar una Reina Mora para poder tener acceso privado a este paraíso terrenal. Sea como sea, lo cierto es que poco a poco fueron ampliando el túnel, e incluso construyeron lo que parecen ser pequeños ¿¿altares?? y hasta una pequeña cavidad abierta a la playa que tiene toda la pinta de ser un pequeño bar (hoy en desuso) abierto directamente a la arena... Y puesto que habían cogido el gusto a esto de cincelar la piedra, decidieron crear también una nueva escalera en el acantilado Oeste de la playa.
Si van a subir por aquí, tengan en cuenta que no hay barandilla y que tras una breve ascensión llegarán a un pequeño balcón excavado en la roca con vista de toda la playa.
La propia playa está llena de huecos, recovecos y cuevas para explorar. Recuerden que en alguna de ellas se puede ocultar el tesoro del Capitán Carvalho, aunque si no lo encuentran, siempre pueden aprovechar para buscar fósiles marinos, ya que en estas rocas son muy habituales.
Su complicado acceso no es problema para los vendedores del dulce típico de las playas portuguesas, las deliciosas Bolinhas de Berlín.
Rellenas de crema, de chocolate o sin nada, estas delicias parecidas a los dónuts salvo que, de forma esféricas, provienen, como su nombre indica, de las típicas berlinesas alemanas, y a Portugal los trajeron los judíos que huyeron del país germano durante la II Guerra Mundial. A diferencia de las berlinesas, las bolinhas portuguesas son bastante más grande, y junto con los pasteis de nata se han convertido en todo un clásico dentro de los duces portugueses, que dicho sea de paso están riquísimos.
Con este toque dulzón voy a cerrar el post, al final el tesoro del Capitán Carvalho no sé si seguirá escondido en algún lugar de la playa, pero lo que está claro es que Praia do Carvalho es de por sí un verdadero tesoro de la naturaleza.