El Vecino de Chipiona
En 1755, Chipiona fue duramente castigada por el maremoto que provocó el Terremoto de Lisboa. Los efectos del tsunami llegaron al pueblo aproximadamente una hora después del terremoto, muriendo cuatro personas, quedaron inundadas las calles y las playas. Se sacó en procesión la imagen del Cristo de las Misericordias para pedir la retirada de las aguas, procesión que se repite cada año el primero de noviembre, desde la ermita que lleva el nombre del Cristo hasta la denominada Cruz del Mar.
No se sabe con certeza, de las de verdad verdadera, si fue el tsunami o las procesiones, que han hecho llegar por múltiples caminos, senderos, trochas, carriles, a un vecino que enriquece a la localidad con su presencia, nada más y nada menos que familiar directo de Francesc Pi y Maragall, quien fue político español, presidente de la Primera República (Barcelona, 1824 – Madrid, 1901).
El vecino de Chipiona, se llama Miguel Barberá y Pi y es estudioso de la obra del político republicano catalán. Cuenta el vecino chipionero, entre otras cosas, que recuerda algo sobre experiencias de espiritismo que tuvo Pi y Margall. “Ante todo él era racionalista pero como intelectual estaba abierto a todo tipo de conocimientos y los respetaba. Era amigo y contertulio del escritor Emilio Carrere, último bohemio madrileño y espiritista con obras como la novela (posteriormente adaptada al cine en 1944) ––La Torre de los siete jorobados––, catalogada como obra maestra del cine español y que el autor dedicó a Pi y Margall, entre otras obras. Como experiencias vividas, en 1901, Pi y Margall viajó a Barcelona, su ciudad natal, para presidir los Juegos Florales y estando en una tertulia, una vidente presintió que una fatalidad había ocurrido. Efectivamente, una familiar cercana a Pi y Margall que estaba enferma y debía visitar después de la reunión, había muerto.
Otra experiencia paranormal fue la vivida por Pi y Arsuaga a la muerte de su padre que había estado ejerciendo la Abogacía hasta última hora: llevaba un caso cuyo juicio era inminente y no encontraban un documento de extraordinaria importancia que Pi y Margall guardaba. Tras poner el despacho patas arriba y no encontrarlo, llamó a una vidente que se trasladó al despacho e indicó un libro, entre miles de ellos, donde se encontraba el documento”.